casa, ciudad y mal humor

Dejar la calma.
El paraíso
se parece tanto a mi casa.
mi lejano ranchito prestado
con el sol que pasa
acomodándose entre montes acurrucados.

El paraíso
es esta tranquilidad.
callada alegría
pesada realidad
melancólica fantasía.
insostenible.

carta primera o segunda?

Este es otro día, ante la posibilidad de hacerte llegar estas letras te escribo. Han pasado en realidad pocos días desde que nos despedimos en esa esquina, no te niego que han sido lentos, pero tienden a la velocidad, así de frágiles somos, animales pero de costumbres, me acostumbrare a no pensarte tanto en todo este tiempo que falta para que pase algo, si es que ese “pase algo” significa “algo” para el destino en su azaroso actuar; de todos modos me acostumbraré.
Todavía no he conseguido casa en la ciudad, cada noche me acuesto en mi cama boca arriba y mi suspiro suspira hacia adentro, he recorrido las esquinas de mi habitación recobrando tus huellas y me fume de a pocos el par de cigarrillos que me dejaste en la cocina, con cuidado de reemplazarlos para que siempre estén ahí.

He tenido impulsos de llamarte para saber de vos, pero me he contenido ¿para que? El teléfono es un aparato impersonal y perezoso, además siento que me haría mucho daño, aunque de hecho así, en este punto perdido, también me hace... siendo sincera la otra noche medio borrachita, marqué ese número, me contesto alguien a quien salude amablemente y pregunte por ¿jorge esta? Y obvio, no estabas, esa es la ley del ansioso.
Pienso muchas cosas, tristes, alegres, rotas, viejas, antiguas, lejanas, ensimismadas, tardías, pequeñas y perfectas, grandes y torpes, en fin muchas cosas pienso, estos pensamientos son los que me tienen aquí imaginándote (con tu rostro deforme a causa de la memoria aventajada) leyéndome; imaginándome (con mi rostro borrado por la misma brumosa memoria) escribiéndote.

La historia de la lejanía, de ser solo un puntito en el espacio.
Comienza cuando se encuentran tantas sensaciones compactadas en esta humanidad. un hombre joven, me ha robado la inspiración y la esperanza. No ha podido soportar el peso de mi historia y ha huido al encuentro de su único gran destino. Danzar. Tanta pena acumulada en mi interior, Tantos vicios de nostalgia y romanticismo y su mágico actuar. Tengo en mi haber 2 hijos hermosos para besar y criar y en realidad no tengo las fuerzas suficientes para proteger su vivir. Ni dinero, ni proyectos loables, económicamente rentables. Como ha de ser? Como si mi naturaleza me los ha dado?
Cada mañana de estos últimos 8 días he despertado en mi cama pensando en labios y brazos que me agarran y me besan con todo su potencial creador y abrazador. El viento suena tan fuerte, parece que el techo se va a caer sobre mi, aplastando mi corazón tuyo.
Ya me fume los cigarrillos que me dejaste en la cocina y curiosamente pensaba mientras se consumían que era mi amor pasajero como ellos y se iba convirtiendo en cenizas y humos lanzados al aire. La ventaja: olvidarme de mis antiguos padeceres sin cicatriz alguna, sin ansias. Como pretender en la distancia? Ni siquiera puedo expresarte mi sentir. Solo tengo un numero que nunca marcare y claro tus caricias bien marcadas en la piel, ganas, deseos, sueños utópicos, recuerdos tan frágiles como tu presencia pequeñita y tu rostro que casi ha sido borrado por mi memoria maestra y sabia.
Cada mañana al salir el sol, imagino las palabras que te digo en este sueño y las mando en humitos. Quizá como esa idea blanquecina de que la aguapanela necesita que le impongan las manos para estar lista, así mismo quisiera tener la certeza de que mi animo es verdadero y que puedo esperar las mil noches tejiendo como Penélope una manta inmensa que nos cubrirá el cuerpo desnudo de mascaras que siempre sera real y nos sorprenderá con sus secretos.
Medio ilusa no?
Medusa.
Nos matamos con la mirada, de presentación, de intromisión, de despedida.
Danza caballero joven, danza para ti. Crea con ese amor convencido que te compone. Yo espero y tejo silencios. Soy el viento que eleva las cometas y va y vuelve. como la luna se llena, crece y muere.

Poema de amor
(Joan Manuel Serrat)

El sol nos olvidó ayer sobre la arena,
nos envolvió el rumor suave del mar,
tu cuerpo me dio calor, tenía frío
y, allí, en la arena,
entre los dos nació este poema,
este pobre poema de amor para tí
Mi fruto, mi flor,
mi historia de amor,
mi caricias.
Mi humilde candil,
mi lluvia de abril,
mi avaricia.
Mi trozo de pan,
mi viejo refrán,
mi poeta.
La fe que perdí,
mi camino
y mi carreta.

Mi dulce placer,
mi sueño de ayer,
mi equipaje.
Mi tibio rincón,
mi mejor canción,
mi paisaje.

Mi manantial,
mi cañaveral,
mi riqueza.
Mi leña, mi hogar,
mi techo, mi lar,
mi nobleza.
Mi fuente, mi sed,
mi barco, mi red
y la arena.
Donde te sentí,
donde te escribí
mi poema...

abandonado te tenía. la vida me ha traido
como un regalo del azar
la presencia, los ojos, las nubes, el sol.
me encuentro en este dia
desamorada de mis antiguos tormentos
olvidada del dolor
proyectandome hacia ti
angel ensimismado.
estas perdido
no hay ansia.
el recuerdo se lleva tu rostro
a un lugar indescifrable
el olvido me brinda
sensaciones pequeñas casi perfectas
de egos un poco enchidos
tan disimuladas de su ser
que incluso pienso:
que nobles!!
que tiernas!!
que humildes!!
amando con el desamor perdido de la luna llena
desamando como el viento enfurecido de la noche
atestiguando de estrellas caídas que se fugan.
gracias casa
gracias viento
gracias dia y noche y cielo
gracias vida
gracias gracias.